HOTEL BOUTIQUE CONDES FUCARES

This Hotel is located relatively close to the center of Almaden, with a quick walk you can easily get around town, but it's also pretty easy to go by car, not a lot of fuss to park so it's dealer's choice; when you arrive at the hotel you are surprised by an almost immersive experience: the classic renaissance decoration brings you back to the 19th century, and you truly feel like you're experiencing how kings and queens lived back in the day. All the details from the reception, to the interior patio to the rooms are exquisite so if you're a history geek you will love it here! The only thing more impressive than the decoration is the flawless way Jose Antonio takes care of his guests, very attentive and always available for anything you need while still respecting your space and time; breakfast is very typical Spanish, with toasts with butter and jam, or minced tomato with olive oil, there's also spongy cake, fruit and yogurts.
Lastly, but not less important, we visited with 38 C degrees in heat, but even without air conditioning this hotel remains fresh (there's ceiling fans, but we didn't need them) inside which was a very nice surprise too!

Just the most wonderful place to relax, beautiful room, enchanting house, breakfast to die for and the best service imaginable - don't be afraid to ask for something - the owner José will always be happy to oblige - highly recommended! We will be back to stay again and enjoy the fantastic hospitality.

Absolutely amazing, building so beautiful inside, all the doors so interesting
Manager spoke good English and was helpful
Would come back

Lovely hotel with a great host. Jose Antonio could not have been more helpful.

Fantastic little hotell with amazing service.

Almaden ist kein Touristen-Hotspot, aber wenn man durch diese Region fährt, einen Halt wert. Der Besitzer des Hotels hat uns durchs ganze Haus geführt und drum herum. Es erzählt seine Geschichte quasi wie von selbst! Ein wunderbarer, sehr gut erhaltener Ort von unschätzbarem Wert! Haben dort nur eine Nacht zur Durchreise verbracht und wurden mit einem atemberaubenden Frühstück überrascht. Vielen Dank für diesen Aufenthalt!

Ich habe nicht hier übernachtet, sondern bin mit meinen Freunden daran vorbeigekommen, haben fotografiert und sind vom Besitzer herzlich eingeladen worden, uns im Hotel umzusehen und auch dort zu fotografieren. Der überaus freundliche Besitzer erklärte uns die historischen Gegebenheiten des Hotels. Wenn ich kein Wohnmobil hätte, wäre es mir ein Vergnügen, hier zu übernachten.
Vielen Dank für die private Führung durch diese liebevoll gestalteten Räume und die kuschelige Terrasse.

Qué puedo decir? es que no tengo palabras para describir la maravillosa experiencia que ha sido alojarnos aquí. Este ha sido un viaje muy especial porque, por primera vez visitaba el pueblo de mi madre, pero José Antonio ha hecho que sea más especial aún. Su amabilidad, generosidad, educación, sabiduría... ojalá hubiera más personas como él. Estoy segura de que volveremos.

Mientras recorro la casa camino de mi habitación, me alcanza la certeza de estar avanzando hacia un pasado suspendido en el tiempo. Patios, flores, agua, un museo de piedra, barro cocido, madera, herrajes de fragua, ladrillo árabe, artesonados, caña y adobe, imprimen personalidad al edificio. Me van viendo pasar armadura y armas, estandartes, alfombras, tapices, pinturas de la escuela cuzqueña y otras tantas delicadezas no puestas al azar.
Me duermo pensando que no siempre cualquier tiempo pasado fue peor.
Por la mañana los rayos del sol se enredan en los visillos. Abro la ventana y el silencio reparador de la casa cede ante el crotoreo de las inquilinas del cercano Castillo de Retamar. Sospecha José Antonio, dueño y anfitrión de esta ínsula petrea, que ambos edificios llevan siendo confidentes mucho más tiempo del que se cree pues hay restos árabes en la casa. Más secretos me son revelados después de que el queso manchego, mieles y aceites de gran calidad y esmerada selección así como el café portugués, rindan homenaje en el desayuno al enclave que es Almadén. Cruze de caminos, Norte-Sur y Este-Oeste o viceversa, en el que el tiempo ha ido sedimentando capas de historia. Metalurgia, tierras de frontera, órdenes religiosas, Mesta, masonería, liberalismo, guerras carlistas, Segismundo Moret e incluso Josip Broz Tito.
José Antonio es el mayor tesoro de la casa. Humanista, gran conversador y por encima de todo humano y hombre generoso como pocos.
Siempre volveré a beber del agua fresca de tu casa que eres tú mismo.

Excepcional. Historico. No sabria decir que habitacion es mas bonita y cada una con su historia y personalidad, pero lo mejor de todo son las explicaciones de toda la casa por parte de Jose Antonio, un increible anfitrion. Te metes en la historia. Y que decir del desayuno, de reyes tital como toda la casa y preparado con mucho cariño. Gracias por todo Jose Antonio. Si tenemos ocasion, volveremos.

Un lugar ideal, con mucho encanto y trato exquisito. El hotel palacio en sí ya merece una visita, patios, terrazas, biblioteca, vistas, detalles muy cuidados y con un anfitrión de diez. El desayuno en la misma línea. Sin duda para repetir. Fácil aparcamiento, y muy cercano a las minas y al centro de Almadén.

Me encantó!! La atención exquisita, José Antonio encantador y el desayuno inigualable. Un 10. Repetiremos

Un sitio magnifico.
Estuvimos hace unos días en Almadén, con la intención de visitar las mina que, lamentablemente estaba cerrada en esa fecha; una falta de previsión por nuestr aparte. Pero, lo que pudo ser un plan chafado, se convirtió en una estancia inolvidable por obra y gracia del Hotel y de su personal. Especialmente, su director, una persona encantadora que nos ilustró con su saber y nos encantó por su gratísima conversación.

Precioso hotel con habitaciones muy bonitas, excelente servicio y atención por José Antonio ( el dueño) que es un gran conversador y mima todos los detalles.
Volveré seguro.

Creo que es el lugar perfecto para alojarse si se visita Almadén y su parque Minero. Se puede ir andando a dicho parque desde este alojamiento en apenas 5 minutos. Su historia está intimamente relacionada con la mina y mención especial merece el Sr. Jose Antonio, quien le atenderá con un mimo y educación exquisita, además de enriquecer su estancia con abudante información del pueblo y su parque minero. El desayuno es bueno, y la estancia en general muy tranquila y relajante. Sin duda un lugar especial, en una casa restaurada que ha sabido mantener un ambiente histórico perfecto.

Aparte de la casa, que es encantadora, al igual que el pueblo y su gente, merece la pena hacer todos los kilómetros necesarios para conocer a José Antonio.
Jamás conocí a una persona como él, tan amable, generoso, bondadoso, agradable, ...
Seguro que volveré.
Recomendable al 100 %.

Es un sitio sencillamente espectacular, tanto por la calidad de las habitaciones como la calidad del servicio José Antonio y su equipo de trabajo. LO RECOMIENDO, no te dejará indiferente
ni el hotel ni la calidad del desayuno y la casa en sí.

Un lugar con encanto y para desconectar. José Antonio es una bellísima persona a la que le gusta charlar sobre historia y sobre todo sobre lo que le compete, si no tenéis prisa podéis estar escuchando todo lo que sabe, es historia viva, más gente como José Antonio.

Vine por trabajo, cansada de la semana, sin expectativas y me fui descansada tras haber vivido una experiencia muy enriquecedora.
El hotel es impresionante: todo cuidado al detalle. Las habitaciones, cada una diferente de la otra, con mucho encanto. Son amplías, limpias y las camas muy cómodas. El desayuno muy rico, natural: café de puchero, zumo de naranja natural, tostadas, bollería casera, fruta y yogures a elegir. Muy agradecida con el propietario, José Antonio, por la atención y su gran amabilidad, por enseñarme el hotel, contarme la historia de este magnífico edificio y del pueblo. Me he sentido como en casa: es un sitio que tiene magia. Cuando alguien pone pasión en lo que hace, el resultado es magnífico. ¡Gracias!

Fue una grata e inesperada experiencia. Es un inmueble cargado de historia desde la edad media, es como pasar a otra época cuando atraviesas el umbral de la puerta. Un sitio para recordar.