Venta La Miel

Excellent and friendly service. It was our lunch stop after a long drive from Salamanca to Madrid airport. Cozy and homey atmosphere and the staff was very accommodating. Food was great too. We had the almondigas (meatballs), chicharron, chorizo and being Asian, had to ask for arroz blanco and the staff had to cook some for me as they only had the Paella available. The owner also gave us some jamon Iberico and slices of quezo on the house.
This place is worth the try if you decide to have some food outside the centre of Avila.
Will definitely come back one day and we absolutely recommend this place.

Ok

Comida casera buenísima. Patatas revolconas, salchichas al vino, huevos con chorizo, ensalada con mango, pescado.....y el chuletón, como la mantequilla!!! 100% recomendable. Se me olvidaba, el mejor Gin tonic que me he tomado nunca. Mis felicitaciones para Fernando y Tamara, estupendos anfitriones

Restaurante bem bacana de conhecer um custo benefício bom, meio pitoresco!

Atencion espetacular , cuando llegamos no habia lugar y nos quedamos de pie y nos dieron unas cervecita bien frequita, la comida una maravilla para volver a regresar

Ideal para comer una buena carne en familia. El local es acogedor y bastante amplio, no se llena mucho de gente, por lo que no hay demasiado ruido. Rústico, con una chimenea que viene de perlas para el frío de Ávila.

El chuletón de Ávila, no te vayas sin probarlo aquí.

Muy buena la comida. El trato es estupendo. Un gran restaurante.

La venta de las tentaciones!!!!! No se puede ser mejor en tan singular espacio. El mesero tabernero Fernando hace de cada visita una experiencia única y singular. Es el espejo de una hostelería en extinción, quiero un Fernando en cada escuela de hostelería. Tamara a su vez es el vivo reflejo de aquel que se hace así mismo, entusiasta y sencilla en la elegancia culinaria. Recetas de madre, de esas que te refrescan la mente a años de infancia donde esperabas el día de comer ese plato. El conjunto lo encuadran en un espacio singular, una venta y como dice Fernando.”Un sitio sin grandes pretensiones” que te invita a visitarlo cada día que tienes un hueco para, poder disfrutar de algo que para nuestra desgracia tendrá tiempo de caducidad.

Lugar de culto para los amantes de las Ventas, de la Miel y de los motores de 5000cc con más calidad del momento.

Era sábado. Enero. Hacía bueno. Fuimos caminando con los niños. Los pajaritos cantan, las nubes se levantan. A chupé a chupé, sentadito me quedé. O como sea esa historia.

A nuestra llegada nos recibe un Amable Tabernero, cuya voz anima en todo momento al personal que allí habita.

Somos partícipes de la primera caña con un pinchito de revolconas que no consigue otra cosa que alegrar nuestra existencia más aún si cabe. Somos gozo.

Aparece por la puerta El Demiurgo de la cocina. Radiante, que junto con Tamara, Excelsa Majestad, que ya está mezclando el caldo de la vida en la cocina, serán los guías espirituales de lo que nos acontecerá.

Nos acompañan personajes ilustres, venidos de Aldeavieja, Madrid y Las Navas del Marqués. Decidimos hablar en castellano todos, para entendernos.

Los niños pintan las mesas, sus caras y manos, y hacen aviones hasta que parece aquello el 20 de agosto del 2008. Cerril.

Cuando procedemos a tomar asiento en lo que sería nuestro sillón de terapia, nos recibe un cáliz de sangre de vid con un motor de inyección de 5000cc que nos hace arrodillarnos y mostrar nuestros respetos al probar de su interior tan rico brebaje.

“No me he traído heparina”, dije, intuyendo que la tarde se prolongaría tanto como el tren de Madrid a Ávila.

La radio sonaba. Langostino Smith amenizó el Gaudeamus.

Sin previo aviso, y como aquello de “mi moto alpina derrapante pero con la e”, aparecen en la mesa unos camarones cocidos, unas gambas a la plancha, navajas con no se qué, calamar, almejas en salsa de poción divina y alguna otra movida guapa que no me acuerdo.

Fascinante.

Estábamos ahí a lo nuestro, como Gacelas de Thomson bebiendo tranquilamente de una charca en el Serengueti ese, cuando aparece el Sr. Rosado, imponente como un alligator de los grandes, con unos boquerones y una sartén con aceite hirviendo como el magma de La Palma.

Maravilla.

TÚ, TÚ, TÚ. Con “T” de Tartar de Atún.
E
X
P
E
C
T
A
C
U
L
A
R
. Me he hecho un Tartar de declaración de la renta, a ver si así me disgusta algo menos.
No creo.

La botella estaba a medias. Me asomé por la ventana y vi Arkansas. Creo. ¿O era Oslo? No se.

La bacanal continuó hasta que se asomó por la puerta un Besugo al horno con patatas, cebolla y no se qué otros zaleos más.

Yo fui a comer, no a analizar.

Espectacular. Jugoso. Amable. Sincero. Amigo de sus amigos. Poeta. Melómano. Le gustaba viajar. Deportista. Licenciado en historia del arte. Con negocios en Japón. Sacó un 13,76 en selectividad…un partidazo, vaya.

Nos lo crujimos como los dragones de Komodo a sus presas.

Era tal la calidad de los allí presentes que no hizo falta traer al Somalí para hacer las cosas del vino.

Después de eso, nos pusimos como los dragones esos otra vez. Muy Kómodos.
Chimenea tostándonos un lado. Conversaciones y risas tostándonos el otro lado.

Una tarta de queso elaborada por el Chef de los Zares Rusos nos endulzó los piños para después volver a bañarlos en crúor de uva. Prodigioso.

No se qué hora era ya porque mi reloj es solar y era ya de noche. Tengo úlceras corneales de mirar al sol. Siempre llego tarde.

Nos despedimos los unos de los otros como yo os he amado. Podéis ir en paz. Demos gracias al señor.
Bueno, que me lío.

Ya sabía yo que se me olvidaba algo.
El Caballero de Las Navas del Marqués hizo unas alubias atómicas que es que eran demasié.

Creo que estoy obsesionado con la comida. He pedido un aumento de mi sueldo consistente en pimientos euros.

Fuimos a tomar algo pero ya estaba todo tomado. Y Juan también.

Hubo Pulpo, pero no lo comimos porque no nos dejó.

No pongo foto porque os explota el teléfono y me denunciáis.

Muy buenas papas revolconas y el plato de patatas, huevo y jamón del bueno. Tienen una buena terraza exterior. Los bocatas tenían muy buena pinta.
Le ponen agua fresquita a los perritos. Personal agradable

Aconsejable al 100%
Un menú estupendo y la carta al igual, un trato excepcional

Merece mucho la pena ir hasta Venta La Miel, en la carretera Villacastín-Vigo, y no dejarse influir por su aspecto humilde de restaurante de carretera.

Una venta de las de toda la vida pero con unos platos que satisfacen al comensal más exigente: raciones de huevos rotos con jamón ibérico, lomo y chorizo de olla, ensalada de queso de cabra, pimientos rellenos de pescado, calamares a la romana… Para después continuar con el plato fuerte, chuletón de Ávila, y terminar con un surtido de postres con flan y tartas variadas de chocolate, queso y cuajada.

La Venta La Miel es un lugar encantador donde desde el mismo momento en el que entras por la puerta, te encuentras como en casa, una comida casera y típica de la zona, excepcional y un trato agradable y cercano hacen de la visita a la venta una experiencia sin igual.
Sin duda un sitio que te invita a volver y al que sin duda volveré.
Destacar los pinchos deliciosos y variados, la tortilla de patatas rellena, espectacular y lo mejor sin duda, Fernando y su mujer Tamara, los dueños, que dan un trato buenisimo a todo aquel que entra en su local.

Rico Rico, y muy simpáticos y muy rico todo, el revuelto de bacalao vamos especialmente rico no está la foto por que no me dio tiempo ni hacerla de lo bueno que estaba desapareció

Nos recomendaron este sitio en una casa rural en la que estuvimos el fin de semana pasado. Pedimos el menú y nos encantaron sus patatas revolconas. El menú con bastante cantidad de comida y muy rica. Nos dio la impresión de que había gente de la zona comiendo allí, con lo que nos transmitió bastante confianza al ser la primera vez que íbamos a este sitio. Excelente el trato del camarero.

Ambiance chaleureuse, simple, décontractée avec de la bonne cuisine,je recommande

Un sitio muy recomendable,con una calidad muy alta y la cerveza muy bien tirada

Menú de fin de semana, sopa de marisco, patatas revolconas, sopa de cocido, sopas de ajo, ensalada mixta, espárragos con mahonesa o revuelto de ajetes. De segundo merluza, cochifrito, entrecot, huevos con patatas. Postres caseros.: flan, arroz con leche, cuajada, natillas, tarta de queso.

Comida tradicional a buen precio y de mucha calidad! Seguiremos disfrutando de este sitio muchos años!

Pasamos unos días en Ávila ,restaurante el mejor trato,el mejor chuletón que comí,y comí varios,el mas económico,dueños escelente trato,mejor imposible,calidad de comida excelente ,volveria a Ávila por solo comer en este restaurante