Restaurante Mesón San Nicolás

El sitio agradable, tipo asador.
Servicio rapido y correcto.
Las patatas bravas buenisimas y las croquetas caseras de jamon son superiores. Hacia años que no tomaba unas croquetas así en un bar.
Volvere

Comida casera de la zona. Buen trato y buenos precios

Fuimos a tomar un café por la tarde, en la terraza. Quizá no es su negocio, pero fue un poco raro. El sitio tiene buena pinta para comer, lo probaré.

yo solamente puedo opinar del Mesón San Nicolás como bar, puesto que nunca he comido allí, es un bar que me agrada, aunque pienso que deberian de cambiar la decoración, tiene decenas de billetes colgados por el bar, pienso que ademas de cuidarse mejor y de estar mas bonitos, deberían de estar colocados en un cuadro expositor y si no en un álbum plastificando los billetes, se puede decorar con estilo rustico, con madera y piedra, pero sin cosas clavadas por la barra con chinchetas o celofán, darle un ambiente mas calido, mas claridad y publicitarse con carteles o panfletos cuando haya algo en el pueblo y este lleno de posibles clientes, dando un menú compuesto de comidas caseras o de estilo castellano, asados o parrilladas con sopas castellana o variadas, como su propio nombre indica, Mesón, que es un local castellano para comer, como he dicho no he llegado a comer alli porque tampoco veía lo que ofrecian de comida, pero he oido a personas que han comido alli y que la comida era buena y en buena cantidad, yo por supuesto que recomiendo el lugar aunque no pueda testificar lo buena o mala que pueda ser la comida

Buena cantidad de comida pero baja calidad. Todo más bien precocinado. Para 11€ que vale el menú...

Lo que comimos estaba bueno y con precio aceptable, el trato al cliente ni bueno ni malo... Simplemente inexistente.

La atención simplemente correcta, pero el trato fue desigual. Nos sentimos discriminados con respecto al resto de clientes (seguramente habituales del establecimiento).

Trato muy, muy justito, rozando lo inexistente. Suscribo lo de otros comentarios: parece que se discriminan a los turistas y se prefieren a los clientes habituales.

Flojo.

Paramos a tomar un café. Lo bueno el sitio, en plena plaza Mayor, pero el plato de la tetera y el de la taza, sucios, con cercos. Se ve que no los lavan porque cuando cogió uno de ellos tenía pegado un sobre de azúcar vacío que lo quito delante de mí. Y la simpatía de la señora, supongo que la dueña, brilla por su ausencia. Desde luego para no volver, uno puede ser simpático y responder a los buenos días o no... Pero la limpieza es indispensable.

Pasamos a tomar un aperitivo con idea de ver la carta para comer. El vino blanco en copa recién sacada del lavavajillas, el tinto frío y con un trozo de corcho, pedimos 2 cañas y nos pone 2 botellines y todo ello aderezado con una falta de cortesía y respeto al cliente absolutamente inaceptable. Pienso volver... mañana!!!

Un desastre...el dueño, un garrulo sin ningún tipo de formación en hosteleria y sin ningún tipo de educación. Nos maltrató como si fuéramos mala gente. Mis hijos pequeños recogían los platos al terminar de comer con el afán de ayudar y se los arrancó de las manos con desprecio. Un tipejo que debería estar dedicado a plantar patatas y nabos en vez de atender al público.