El Niño de la Bota Infortunada

Un lugar obligado para visitar si alguna vez estás cerca del Parque Leoncio Vidal. La magia del Niño de la bota cautiva tanto a pequeños como a personas adultas. No dejes Santa Clara sin tener una foto de este lugar

No te puede faltar una foto frente a esta escultura que es símbolo de la ciudad de Santa Clara

Una fuente muy original y atractiva

A szerencsétlen bakancsos fiú szobra
1925-ben helyeztek el a park már meglévő szökőkútjában. Francisco López Leiva ezredes választotta ki az általa tervezett szökőkútba a híres New York-i műtárgykerekedőház, a JL Mott Company katalógusából. A szobor azokat a fiúkat ábrázolja, akik az amerikai polgárháború idején az északi hadsereg csapatait kísérték és a bakancsukban hordták a vizet a sebesülteknek. Emlékükre Olaszországból rendeltek szobrocskát, és ebből az említett JL Mott ház mintegy 23 példányt készített nagyobb méretben, majd forgalmazott.

Este episodio se inicia con el proyecto de construcción de la plaza, presentado ante el ayuntamiento local en 1904 por el escritor y licenciado villaclareño José Berenguer Sed. Tras diversos diseños, finalmente fue aprobado el 18 de abril de 1921, gracias a la gestión del gobernador Juan Jiménez. La figura del Niño de la bota infortunada fue descubierta en un catálogo de la reconocida J. L. Mott Company de Nueva York.

El coronel Francisco López Leiva seleccionó esta escultura para que adornara la fuente que él mismo diseñó, y la hizo transportar hasta Cuba. La escultura comenzó a embellecer el parque Vidal el 15 de julio de 1927, en conmemoración del aniversario 238 de la fundación de la villa, bajo la dirección del gobernador Roberto Méndez Peñate.

La plazoleta destacaba por su imponente fuente de líneas clásicas, con el Niño de la bota infortunada en su centro, realizada en mezcla de calamina. El niño, con gorra humilde y uniforme militar, sostenía una bota en una de sus manos, mientras contemplaba el manantial de agua cristalina que brotaba por su suela agujereada.

Han surgido varias anécdotas en torno a esta estatua. Algunos la consideran la representación de un niño vagabundo con rasgos afrancesados, mientras que otros la interpretan como un chico harapiento jugando con su bota rota. Sin embargo, la realidad es distinta: el monolito reproduce a los niños que acompañaban a las tropas del ejército norteño durante la guerra civil estadounidense, conocidos como "drummer boys", por su papel de tamborileros.

Tras las batallas, estos niños llevaban agua a los heridos en sus botines. En su honor, se encargó una estatuilla a Italia, de la cual la J. L. Mott Company fabricó alrededor de 23 copias a una escala mayor y las comercializó.

En 1959, la estatua fue trasladada unos metros al oeste, frente al teatro La Caridad, y colocada en un pedestal de granito gris y verde construido para este propósito.

En 1969, la estatua original desapareció después de ser vandalizada, perdiendo el botín y los pies. Por consiguiente, fue retirada del lugar y los fragmentos originales se conservan en el Museo Provincial, donados por el ciudadano Jesús Velazco Fernández el 7 de octubre de 1970.

A pesar de su aparente insignificancia, esta escultura tiene un significado especial para los habitantes de la ciudad, ya que estuvo presente en el parque durante más de 43 años hasta finales de la década de 1960, cuando se realizó una remodelación.

Sin embargo, los residentes de Santa Clara nunca olvidaron esta querida estatua. El Niño de la Bota Infortunada regresó a su parque en una réplica de bronce fundido, una copia fiel al original. Ahora ocupa su lugar original, incluso sobre la misma base, alineada con otros monumentos importantes en el parque, como el Obelisco a los Presbíteros Conyedo y Hurtado de Mendoza, la Glorieta y la estatua de Marta Abreu de Estévez.

Una vez más, se ha convertido en un símbolo de amor y respeto hacia los valores culturales, las tradiciones y la historia de la capital villaclareña.